viernes, 30 de octubre de 2015

¿QUIÉN INVENTÓ ESO DE RECUAY LADRONERA, HUARAZ..?

Un día como hoy, en 1978, el Banco Mercantil del Perú, entidad financiera que existiera en Lima hasta la década del 90 del siglo pasado, publica un libro fundamental y que lamentablemente no tuvo mucha difusión.
Se trata de "Diario 1824 - 1890. Un testimonio personal sobre el Perú del siglo XIX", escrito por el comerciante y diplomático europeo Heinrich Witt, en base a sus memorias de viajero, recorriendo gran parte de nuestro país.

Carátula del libro en mención

No sabemos si se llegó a publicar el volumen II del libro, pues el primero sólo comprende desde 1824 hasta 1842, año que visitó Huaraz, Chavín y Antamina, entre otros pueblos de neustra región.
En este libro, que reitero, mereció mayor difusión, se esclarecen dos hechos: la autoría del famoso dicho "Recuay ladronera..." y otro aspecto básico de nuestra historia regional: si el famoso Timoteo Espinoza fue un pobre campesino que mal utilizaba la Estela Raimondi usándola como mesa en su humilde choza. 
Aclaremos el primer caso. La generalidad de autores atribuye a Antonio Raimondi la frase: 
Recuay ladronera,
Huaraz presunción,
Carhuaz borrachera,
Yungay hermosura, y
Caraz dulzura.
En el libro de Witt se encuentra lo siguiente:

"Nombre desconocido", se refiere a Macate, pueblo ubicado al extremo

Esto lo escribió Witt el 11 de julio de 1842. Recordemos que don Antonio Raimondi llegó al Perú en 1850 y a Ancash recién en 1860. Así que él solo recopiló una frase que tenía diversas versiones y era muy socorrida. Razón tenía el Dr. César Angeles Caballero quien en su libro sobre literatura ancashina señalaba que el verso de marras pertenecía a la sabiduría popular. Mal hacemos en atribuir a los extranjeros todo lo que nos parece bueno o bonito.

En nuestra próxima entrega esclareceremos el caso del "campesino" Timoteo Espinoza, a quien Witt conoció personalmente.

miércoles, 21 de octubre de 2015

LOS CHANCAS HUYEN DE HUARAZ

Un día como hoy, 21 de octubre, en el año de 1656, el capitán español Martín de la Riva Herrera, a pocos días de fundar la ciudad de Lamas, en la actual región de San Martín, ordena escribir la historia del pueblo Chanca que encontró en dicho lugar al que denominó pueblo de la Victoria de la Santa Cruz de los Motilones de Lamas.


Estatuas de Anqu Ayu y Martín de la Riva Herrera, en la plaza de Lamas

Sus informantes le relataron que su pueblo o etnia de origen era la de los quechuas Chancas y que llegaron desde muy al sur hasta Lamas guiados por su líder el curaca Anqu Ayu. Que en los relatos de sus ancestros figuraba su primera lucha contra los señores reyes Incas, guerra en la que fueron derrotados por el inca Wiracocha cuando ya estaban a las puertas del Cusco.
La relación consigna que mucho tiempo después, cuando gobernaba el gran rey inca Pachacutec, los Chancas fueron convocados para acompañar al gobernante cusqueño a la conquista de las tierras altas del Chinchaysuyo. Y es aquí donde entra a tallar en la historia, nuestra amada querencia.



El hijo del Inca, Túpac Yupanqui, junto a su tío Cápac Yupanqui (que era el Incapa Rantin), dirigieron la expedición a las actuales tierras ancashinas al mando de 50 mil hombres, 20 mil del Cusco y el resto eran Chancas, Pocras, Xauxas y Taramas. Es así que según señala Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales, los Pincus de Chavín y Huari, se avinieron a recibir al nuevo amo, más no así los Huaras, Huaylas y Pscobambas, quienes los enfrentaron en cruenta lucha. 
Garcilaso narra cómo la lucha duró seis meses y no había un claro vencedor. Es en estas circunstancias que el jefe de los Chancas, Anqu Ayu, decide un ataque sorpresa que derrota a los aguerridos Huaras. Mas el efecto fue contrario a lo esperado por el jefe Chanca. Enterado Pachacutec de los hechos, montó en cólera, pues Anqu Ayu había actuado sin autorización del mando Inca y con su victoria había hecho quedar mal a las tropas de élite incas. 
En secreto, el Inca mandó matar a Anqu Ayu y exterminar a los Chancas; pero éste fue avisado a tiempo y una noche levantó campamento y emprendió la fuga internándose a la amazonía. El Inca jamás pudo encontrarlos. Meses después de fatigas y privaciones, los fugitivos llegaron hasta Lamas, la tierra de los Chayahuitas, donde por fin se asentaron. 


Barrio del Huayco en Lamas y sus actuales habitantes

Es por eso que hoy en día, en Lamas, en el barrio del Huayco, viven los descendientes de los Chancas, conservando su lengua y sus tradiciones. Ya no recuerdan el paso por Huaraz de sus ancestros, solo saben que sus orígenes estan en las lejanas tierras de Huancavelica, Ayacucho y Abancay. 

domingo, 4 de octubre de 2015

LOS MÚSICOS REVOLUCIONARIOS DE HUARAZ

Un día como hoy, en 1999, en la revista de neurosiquiatría, el hijo de José Carlos Mariátegui, Javier Mariátegui Chiappe, publica el artículo: "Federico Sal y Rosas, sembanza y vigencia".

Javier Mariategui.jpg
Javier, el hijo menor de Mariátegui, fue un destacado psiquiatria.

Esta nota revisa la vida y la obra del huaracino Federico Sal y Rosas, psiquiatra representativo de la especialidad en el Perú contemporáneo. Tras una breve semblanza biográfica, se enfatiza su vocación esencial de educador e investigador del mundo andino y se revisa algunos aspectos de su vasta producción escrita. Análisis especial merece su poco conocido aporte al estudio del aborigen cisandino y la labor pionera en el campo de la asistencia psiquiátrica, los tratamientos biológicos (cardiazol, insulina) y la naciente psicofarmacología. La epilepsia y desórdenes afines merecieron especial atención del investigador peruano, que fue reconocido a nivel internacional (OMS). El síndrome antropopático del "susto" es quizá su más importante contribución al estudio de los cuadros psiquiátricos nativos. Las consecuencias psicoemocionales de los grandes sismos y las prácticas curanderiles supérstites en la región andina del país completan la visión sintética de sus investigaciones originales.
Dos cosas debemos señalar sobre Mariátegui y Sal y Rosas.
José Carlos y Federico fueron grandes amigos. Se conocieron en la Lima de los años 20 y compartieron inquietudes socialistas. Federico Sal y Rosas era un hombre de acción, en 1921 fundó en Huaraz el "Centro Cultural Luzuriaga" donde se debatía sobre política, principalmente se trataba el problema del indio. Estudió medicina en Lima pero volvía siempre a Huaraz y aquí agitaba a los jóvenes con sus ideas revolucionarias. Recién se han encontrado documentos que prueban la participación de Sal y Rosas en la primera revuelta socialista realizada en Huaraz en el año 1925. Perseguido por estos hechos, volvía clandestinamente a su tierra a formar círculos de estudio entre artesanos, líderes campesinos y estudiantes. Para disimular la actividad y evitar que los detecte la policía secreta -así se llamaba en esos tiempos a Seguridad del Estado-, disfrazaban las reuniones con ensayos musicales.


Sal y Rosas, Mariátegui y César Falcón

Don Ezequiel Mejía, fundador del conjunto "Atusparia", fue testigo de esta actividad impulsada por Sal y Rosas. "Gracias a Sal y Rosas todos salimos músicos", decía.
Fue a la muerte de Mariátegui en 1930 que el movimiento socialista pierde impulso en nuestra tierra. Federico Sal y Rosas jamás abdicó de sus ideas de cambio social. Por ello dedicó sus estudios a los desposeídos, especializándose en la salud y la cultura de los "indios", convirtiéndose así en el primer etnólogo peruano. 


Sal y Rosas falleció en Lima en 1977

Finalmente, creemos que se debe reeditar su estudio sobre las consecuencias psicológicas de los grandes sismos en la gente. Sal y Rosas señalaba que éstas serían a largo plazo, y se sentirían recién después de 30 o 40 años. estamos en ese margen...