domingo, 25 de enero de 2015

EL BARRIO DE LA BELENITA

Un día como hoy 25 de enero, en 1935, doña Rosa Clotilde Ramírez asume la mayordomía de la fiesta de la Virgen Belenita y no dejaría esta responsabilidad hasta su muerte. 
La Virgen de Belén es según Marcos Yauri una imagen muy querida por el pueblo huaracino. Cuenta la leyenda que el Niño se le escapaba de los brazos y salía a jugar a la plazuela con los niños del barrio, de donde su Santa Madre lo recogía sucio y con las sandalias manchadas de barro.


Es bellísima la imagen de la Belenita

En su homenaje, aquí unas líneas sobre su barrio.
Las primeras noticias de Belén las tenemos afines del siglo XVII, cuando llegan los misioneros de la Orden de los Betlemitas, creada en Panamá y que se ocupaba del cuidado de los indios enfermos y abandonados. Estos frailes edificaron una capilla en la parte sur del pueblo y la pusieron bajo la advocación de su patrona la Virgen de Belén. Ya en el siglo XVIII desearon edificar un hospital llamado “Señor de San José”, junto a la capilla de Belén. El 10 de marzo de 1702 Cristóbal Cabello Ramírez, vecino de Huaraz dio en venta real a los padres Fray Juan de Santa María y Fray Antonio de Jesús, religiosos betlemitas, un corral cercado de piedras para el hospital.
Es fama que para la edificación del hospital, los betlemitas obtuvieron licencia de su majestad el Rey de España, para utilizar las piedras de la “antigualla de Pumacayán... y si descubrieran algún entierro de plata, oro, perlas y otras cosas, los saquen para dicho hospital”.
El templo de Belén fue destruido, así como todo Huaraz, por el terrible sismo del 6 de enero de 1725. La reconstrucción del poblado duraría muchos años. Tenemos el plano elaborado en 1782 por el misionero Manuel Soldevilla, que en su extremo sur consigna el nuevo “convento y hospital de Belén” y se observa la futura plazuela, y las calles aledañas que con el tiempo darían origen al hoy llamado barrio de Belén. El templo de Belén concluido hacia 1789 era el más hermoso de Huaraz, con sus soberbios altares de estilo barroco y el ara hecha de plata repujada. Lamentablemente, el sismo del 70 lo destruyó completamente, matando a su párroco de entonces, el joven padre Victoriano Méndez Espinoza.
Durante la época colonial, no se conocía la denominación de barrios, ésta recién vendría a impulsarse entrada la república.
A mediados del siglo XIX, se traslada el cementerio de la ciudad, de las inmediaciones de la plaza mayor a la zona conocida como “Yucyucpampa”, a dos cuadras de la plazuela de Belén (actualmente el Parque Santa Rosa). El cementerio estuvo allí más de 50 años, hasta que fue trasladado a “Pilatarac”, donde actualmente se ubica. 

Cada 24 de enero se venera a la patrona del barrio de Belén

En 1866, luego del triunfo peruano sobre España, se suscita una fiebre patriótica que llegó a todos los pueblos. Es así que se crean los distritos urbanos de Independencia y Restauración, el primero de la plaza hacia el río Quillcay y el segundo de la plaza hacia Tacllán. Belén quedaba circunscrito en este tiempo en el distrito de Restauración. Hasta el sismo del 70, todo niño nacido en Belén llevaba la anotación que lo reconocía como habitante de ese distrito en su partida de nacimiento.
Es a fines del siglo XIX, cuando bajo la administración edil del padre Pedro García Villón, se reestructuran los cuatro barrios tradicionales de Huaraz: La Soledad, Belén, San Francisco y Huarupampa. Desde esa época surge la rivalidad entre “soledanos” y “belenistas”. La Soledad, barrio habitado por gente de pueblo, donde abundaban las clásicas chicherías, otorgó el apelativo de “alalaq” a Belén, no sólo por estar cerca al río Santa, que de su sector Challhua, enviaba fríos vientos cada tarde, sino porque no congeniaban con sus habitantes, más encopetados y tradicionalistas. Los belenistas, sin hacer caso a sus vecinos, se esmeraron en presentar la mejor plazuela de Huaraz, con una bellísima pileta ornamental y bancas de muy buena consistencia.

La casa de los Vega y de los Saravia. La pileta y sus antiguas bancas.

El Colegio “San Agustín”, donde estudió Antúnez de Mayolo, se ubicaba en una de las esquinas de la plazuela de Belén. El barrio de Belén tenía acceso a la Plaza de Armas de Huaraz por sus dos principales calles, los jirones Belén y Castilla, nombres que se adoptaron recién en 1904, pues anteriormente las calles de Huaraz tenían denominaciones esperpénticas: “del avestruz”, “del caimán”, y otras lindezas.

Al crearse el Seminario “San Francisco de Sales”, se le ubicó en el barrio de Belén. Tenía un amplio patio y un hermoso salón de actos, así como un mini estadio que tenía como rústicas tribunas las lápidas del antiguo cementerio. Al trasladarse el seminario a “Los Pinos”, pasó a ocupar sus ambientes el flamante colegio particular “San Benito”, administrado por religiosos benedictinos. Este colegio, creado el 1965, tuvo una efímera existencia, pues debió ser clausurado a raíz del sismo del 31 de mayo de 1970.

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