sábado, 31 de agosto de 2013

EL SANTO VIAJERO


Un día como hoy, 31 de agosto de 1593, el Arzobispo de Lima, Toribio de Mogrovejo, a sus 57 años de edad, llega a nuestras tierras en visita pastoral. Se había impuesto la inmensa tarea de visitar pueblo por pueblo su extenso arzobispado, que comprendía los actuales departamentos de Lima, Ancash, Huánuco, San Martin, Pasco y Junín.

Retrato original de Santo Toribio, data del año 1595

De su primera visita, realizada en 1585, no se han hallado sus apuntes. Solo se conservan los de su segunda visita. EI futuro santo, que asumió la necesidad de hablar el quechua con perfección, al lugar donde llegaba se preocupaba de bautizar a los recién nacidos, confesar a los naturales y anotar en un registro su número y sexo, así como el de sus ganados.
Gracias a él se conoce que Huaraz tenía en 1593, unos 676 indios tributarios y 180 reservados con un total de 3390 almas. La iglesia poseía 65 cabezas de ganado lanar; la Cofradía de Nuestra Señora de Copacabana tenía entre sus bienes 289 cabezas de ganado lanar. El español García Barba poseía un obraje con cinco telares y 50 tornos donde se fabricaba cordellates y sayales; a una legua del pueblo tenía dos haciendas con 20 mil cabezas de ganado lanar.

Teleares de un Obraje, en pintura de la época

De esta visita se guarda la tradición de que cerca a Olleros, dos ayllus se encontraban en perpetua disputa por la posesión de ciertas tierras. La zona era calamitosa, pues no solo sus habitantes peleaban entre ellos, sino las aguas del único manantial del que se servían estaban envenenadas. EI Santo reconcilió a los curacas de ambos pueblos y al bendecir a las aguas, éstas dejaron de ser ponzoñosas. Este milagro se recuerda aún hoy en día, pues antes de llegar al desvío a Olleros, en la pista que va a Lima, existe el puente que se llama Arzobispo, una planta que solo crece en ese lugar también lleva el nombre de arzobispo, y los lugareños consideran al agua del manantial como milagrosa, buena para curar todo tipo de males.
En Macate, cuyo patrón es Santo Toribio, se le recuerda por sus milagros. AI llegar el santo al pueblo, le salieron al encuentro sus habitantes señalando que no tenían agua y debían abandonar la zona. Conmovido el santo Arzobispo, cual bíblico Moisés, golpeó con su báculo una dura piedra, de la cual inmediatamente brotó agua en abundancia. El agua de esta fuente también se conserva hasta nuestros días.

Procesión de Santo Toribio en Macate, visitando la fuente del milagro

Toribio de Mogrovejo, singular y milagroso santo, habiendo nacido en España, quiso santificarse en nuestra peruana tierra.

miércoles, 7 de agosto de 2013

LOS SHACSHAS DE HUARAZ


Un día como hoy, en el 2008 es declarado Patrimonio Cultural de la Nación la emblemática danza de los Shacshas de Huaraz.
Esta es una danza ritual con reminiscencias agrícolas. Erramos cuando decimos o pensamos que es una danza guerrera. Sus pasos o mudanzas, como el "Tumpush pampé", "la paloma" y otros, son de origen agrario a luces vista.
Se ejecuta durante cinco días, del 8 al 12 de mayo, en la octava de la fiesta del Señor de la Soledad de Huaraz, siendo el día central el 10 de mayo. También hay Shacshas en Carhuaz, Yungay y Huaylas.


En todo el Callejón de Huaylas sebaila esta emblemática danza

Los Shacshas, cuyo número varía entre 15 y 31, son capitaneados por el “Campero” quien ordena los cambios de paso o mudanzas y visten montera con plumas pequeñas o sin ellas, peluca y máscara con rostro de mujer; saco o monillo de preferencia de color blanco; pantalón del mismo color adornado por pañoletas; rematan su vestuario con un chicote y las shacapas que portan en la pantorrilla y producen el sonido característico que da nombre a esta danza.


Figurilla con la vestimenta tradicional de los Shacshas de Huaraz

Los Shacshas se comprometen a bailar para el Señor de la Soledad durante siete años consecutivos. Hay casos, como el de Geroncio Salazar que ha bailado durante 9 rondas, es decir, 63 años, por devoción.


Las nuevas generaciones no deben olvidar esta danza tradicional

En Huaraz, esta danza ha sufrido modificaciones en los últimos años, nuevos grupos de jóvenes danzantes no respetan los cánones y reemplazan elementos básicos como utilizar pañoletas en lugar de chicotes. Quienes mantienen la tradición son los grupos “Flor de Huaraz” de Geroncio Salazar y “Corona del Señor de Mayo” de la “caporala” doña Lola Sánchez.
La esencia de esta danza radica en que por 5 días los shacshas se convierten en seres míticos, son varones vestidos de mujer (la dualidad se hace unicidad) y con su constante danzar portan los deseos y anhelos del pueblo ante la divinidad; por ello se les agasaja y da de comer y beber en abundancia.
Los músicos que acompañan esta danza ejecutan sus melodías con chiscas, tinyas y un violín.